Impartido por L. Miguel Moreno Íñiguez.
Fecha: Jueves 2 de junio de 2011. De 10:00 a 11:30. Alicante.
Dirigido a clínicos en Salud Mental con interés en la psicoterapia y capacidad para llevarla a cabo.
Resumen
La sugestión es la base del efecto placebo y un elemento fundamental en terapias que conlleven una relación interpersonal. La hipnosis, conocida y estudiada por médicos y neurocientíficos desde hace siglos, constituye una herramienta terapéutica que basa sus efectos en el empleo de la sugestión para la superación o disminución de los síntomas, en el contexto de la psicoterapia.
Para que el uso de la hipnosis en la terapia sea efectivo, ésta debe ser llevada a cabo por terapeutas bien preparados, que conozcan en profundidad las capacidades del sujeto con el que van a trabajar, ya que, éstas constituyen el fundamento de la terapia y, por lo tanto, un factor determinante en la eficacia de ésta. También es importante la actitud del paciente, lo que en gran medida va a depender de su motivación y de lo que espere de la terapia (expectativas), así como de la visión que tenga de su terapeuta y de la forma en que éste le transmita que puede ayudarle (sugestión) y transmitirle unos objetivos realistas. La “sugestionabilidad” (habilidad para responder a sugestiones), es un rasgo que no está presente al mismo nivel en todas las personas y que puede cambiar a lo largo de la vida. Para medir esta habilidad, contamos con medios como la Escala de Susceptibilidad a la Hipnosis de Stanford, versión A (SHSS-A), que incluso se encuentra adaptada para su uso en niños (CHSS)(Cooper and London 1978). Los estudios sobre susceptibilidad a la hipnosis en distintos grupos edad, apuntan que existe un pico de “sugestionabilidad” en la pubertad, y más concretamente en torno a los 12 años de edad. Los estudios realizados en este campo sugieren que aproximadamente un 15 % de la población adulta podría ser altamente sugestionable y casi un 80 % de los niños de en torno a 12 años de edad.
Por lo todo ello, la hipnosis podría constituir una herramienta terapéutica muy adecuada para tratar algunos de los trastornos típicos de este grupo de edad. Obviamente, la hipnosis no es en sí misma una terapia, sino un medio que facilita estrategias terapéuticas que permiten aceptar y entender mejor el conflicto generador de los síntomas, y en esta población, tanto la explicación de los síntomas como la resolución de los mismos, debe adecuarse al nivel de comunicación del sujeto.
Objetivos
Describir la Terapia de Atención Atípica (TATA) como una modalidad manualizada de la hipnosis aplicada a la psicopatología propia de la infancia y la adolescencia.
Presentar su utilidad práctica en dos casos clínicos, uno de enuresis y otro de ansiedad por separación.
Desarrollo
Con el fin de expandir su uso en población infanto-juvenil, presentamos esquemáticamente una posible estructura terapéutica sobre la que dirigir la psicoterapia de trastornos típicos de este grupo de edad, basándonos en dos ejemplos: enuresis y ansiedad por separación. La hemos denominado TATA, Terapia de Atención Atípica, por ser ésta una denominación descriptiva de su sustrato funcional diana y que puede evitar los prejuicios de determinados pacientes y familiares, para los que el término hipnosis tiene connotaciones fuera del contexto clínico.
La TATA consta de 3 componentes:
Motivación: el paciente debe ser consciente de los perjuicios que el síntoma le está produciendo y motivarse para un cambio basado en una mejor aceptación del síntoma. El papel fundamental lo juega el entorno del paciente (familia, pareja y amigos). En los casos que manejamos, el propio niño con enuresis suele ser el primero que da el paso en la petición de ayuda, al igual que en la ansiedad por separación. La familia le transmitiría que le van a ayudar a través de un profesional capacitado y con experiencia. Es importante que la familia haga hincapié en la calidad del profesional y en resultados previos que le avalan.
Expectativas: El terapeuta es presentado como alguien experimentado que ayudará al paciente a optimizar sus capacidades. La actitud del terapeuta hacia el paciente debe ser cercana, humilde y confiada, pero a la vez debe transmitirle la seguridad de que su problema es frecuente y tiene solución. Mensajes como “Hay muchos niños a los que les ocurre eso pero con este entrenamiento acaban poniéndose bien”, son muy positivos en la consecución de este objetivo.
Sugestión: Componente fundamental de la terapia pues induce activamente el cambio. Se trata de que el paciente asuma que ese síntoma que le ha hecho sufrir va irremediablemente a desaparecer. Se enviarán mensajes en este sentido durante toda la terapia, pero en especial y de forma muy estructurada, bajo hipnosis. Se acompañará de un entrenamiento conductual que facilite sensaciones que le convenzan de lo infalible del proceso, a través de sugestiones post-hipnóticas.
Y 6 fases:
Primer contacto: formación de una adecuada alianza terapéutica, en el que se trata de transmitir al paciente la confianza suficiente en el tratamiento, manejando los tres componentes antes definitdos. Primera sesión.
Historia clínica extensa, profundizando en aspectos temperamentales, como en cualquier psicoterapia. Dos sesiones.
Entrenamiento en inducción: explicación y creación de un protocolo: desactivación, relajación, focalización y visualización. El objetivo fundamental de esta fase es un entrenamiento en inducción hipnótica. Tres sesiones.
Estado de atención atípica: desarrollo de la sugestión bajo hipnosis y tras hipnosis. La sugestión debe ser estudiada y adecuada a los intereses y características del propio paciente, teniendo en cuenta el cuadro a tratar. En el caso de un niño con enuresis, el objetivo es el entendimiento del funcionamiento de su cuerpo, su familiarización con sensaciones propias y en concreto con aquellas que le permiten identificar la urgencia miccional. Por ejemplo se le podría indicar un trabajo para casa en el que ante los primeros signos, haga el esfuerzo de mantenimiento del esfínter cerrado, ir al baño y antes de empezar a orinar, mantener ese esfuerzo siendo muy consciente de las sensaciones que experimenta mientras cuenta hasta 20. En ese momento, abrir el esfínter siendo igualmente consciente de las sensaciones experimentadas (al ser agradables, también suponen un refuerzo positivo). En el caso de una ansiedad por separación, durante hipnosis exploramos situaciones en las que el paciente, independientemente de sus padres, haya logrado sensaciones de seguridad, capacidad y suficiencia. Por ejemplo, un chico que recuerda que, durante un partido de baloncesto consiguió un triple y se sintió tremendamente bien. Haríamos hincapié en su suficiencia, en cómo él solo ha conseguido objetivos importantes y cómo eso depende del poder de su mente. Con él podríamos fomentar un entrenamiento en autohipnosis, mediante el que cada día fuera capaz de reconocer esas sensaciones que le permiten sentirse seguro de sí mismo. Tres o cuatro sesiones.
Reforzamiento consciente: análisis de la experiencia posterior a una familiarización con ella y evaluación de la consecución de los objetivos marcados al inicio. Una sesión.
Promoción de la autonomía del paciente: se le hace ver que todo lo ha conseguido él mismo, y que aunque el terapeuta le ha guiado, ahora ya está preparado para conseguirlo con sus propios medios. Una sesión.
Conclusiones
La TATA, como modalidad manualizada de la hipnosis, puede constituye una herramienta terapéutica especialmente aplicable en niños y adolescentes, por presentar éstos una mayor “sugestionabilidad” que los adultos, existiendo un pico máximo a la edad de 12-13 años. Se trata de una opción terapéutica que produce cambios a través de la utilización de los propios recursos del paciente y limitada en el tiempo (10-12 sesiones en los ejemplos mencionados).