La semana pasada falleció Helen J. Crawford. Es posible que quienes estéis empezando en el campo de la hipnosis no estéis aún muy familiarizados con su figura y su obra, pero especialmente en las décadas de los 80 y los 90 fue sin duda una de las investigadoras más productivas en el campo, y particularmente en lo que se refiere a la fisiología de la hipnosis.
Yo tuve la fortuna de trabajar y aprender con ella durante un par de años, hace ahora unos 20, en Virginia Tech, donde ella enseñaba. Lo recuerdo como una época muy intensa, de mucho trabajo, que al cabo no fue más que un reflejo de la forma en que ella trabajaba, de la pasión que ponía en todo y de su deseo por abarcarlo todo, por aplicar a la hipnosis cada técnica fisiológica que pudiese contribuir a iluminar un campo particularmente oscuro. Y todo ello a partir de una formación inicial estrictamente psicológica, como en mi caso. Compartimos la dificultad que supone ponerse al día en un campo que acababa de entrar en un período de crecimiento acelerado e inaudito, justo cuando la investigación con técnicas de neuroimagen iniciaba su imparable ascensión.
Helen J. Crawford formaba parte sin duda del núcleo reducido formado por los investigadores de más impacto. Se había formado con Ernest Hilgard en Stanford, y de hecho, cuando él se retiró, ella se hizo cargo del que era probablemente el laboratorio de hipnosis más conocido en todo el mundo. Posteriormente, puso en marcha laboratorios similares en Wyoming y por último en Virginia Tech. Fue presidenta de la SCEH y de la división 30 de la APA, y recibió una gran cantidad de premios y reconocimientos por su labor profesional, demasiados para poder enumerarlos aquí.
En cualquier caso, lo que yo siempre recordaré es el afecto con el que siempre me trató, su hospitalidad conmigo y con mi familia, su empeño por proporcionarme un entorno ideal para aprender y desarrollar mis ideas, su disposición permanente a escuchar nuevas hipótesis y a lanzarse de cabeza a trabajar sobre ellas. Y muy particularmente su mentalidad abierta. Se formó en la que podríamos denominar escuela clásica del estado, y se implicó en el estudio de la fisiología de la hipnosis, un campo también dominado casi en exclusiva por partidarios del estado hipnótico. A diferencia de la muchos de ellos, sin embargo, siempre puso los datos experimentales por encima de los “paradigmas”. Por ello, por su amabilidad, por su energía desbordante siempre llena de humor, ocupará siempre un lugar destacado en mis recuerdos.
Descanse en paz.